¿Qué es una muselina?
La muselina es una gasa fina y grande con múltiples usos, que ya se utilizaba hace siglos y que ha vuelto a recuperarse por su gran versatilidad en el cuidado del bebé. Tiene su origen histórico en Mosul, ciudad irakí famosa por sus delicados tejidos de algodón y de donde proviene su nombre. En la Edad Media, los mercaderes venecianos comerciaron por Europa con esta tela y la convirtieron en uno de los tejidos más valorados. Los franceses la llamaron “mousseline” y de ahí derivó en la denominación española “muselina”.
Características de las muselinas
De textura suave, ligera y transpirable, tradicionalmente, la muselina se ha confeccionado con algodón. Pero actualmente, las muselinas se están fabricando también con bambú, a partir de fibras naturales.
Ventajas de las muselinas de bambú:
- Son muy suaves al tacto
- Absorben muy bien la humedad
- Tienen las propiedades antibacterianas y antimicóticas (contra los hongos) de la planta del bambú.
- Se ensucian poco y apenas cogen olores
- Son resistentes
- Se autorregulan térmicamente, de forma que son cálidas en invierno y frescas en verano.
Usos de la muselina
La muselina es uno de los utensilios más útiles que puedes tener en casa para el cuidado de tu bebé. Tiene muchos usos, pero estos son los más destacados:
- Arrullo: la muselina es una tela perfecta para hacer un arrullo al bebé recién nacido. Este se siente seguro y se calma al notar el contacto de un tejido que envuelve su cuerpo y que le recuerda al útero materno.
- Cobertura para dar el pecho: puedes usar la muselina durante la lactancia, tanto para cubrirte si te sientes incómoda con el pecho desnudo, como para recoger el posible goteo de leche procedente del pecho o de la boquita del bebé ( en este caso, prueba a poner la muselina entre tu cara y su brazo=.
- Protector ante las regurgitaciones: en el momento de hacer eructar al bebé para que saque parte del aire después de comer, la muselina protegerá tu ropa en caso de que el pequeño tenga regurgitaciones.
- Paño limpiador: tener la muselina a mano viene muy bien para limpiar al bebé cuando babea, sobre todo en la fase de crecimiento de los dientes. Igualmente, te servirá para limpiarle si echa alguna bocanada o se mancha con la comida.
- Sábana para el verano y mantita para el invierno: la muselina es una tela muy vaporosa y transpirable, por lo que en verano puedes extenderla y cubrir al bebé con ella si hay corriente. En invierno, también es apta como manta, tan solo doblándola varias veces.
- Cambiador: si te encuentras en algún sitio donde no tengas un cambiador a mano, la muselina es un buen recurso. Incluso aunque haya cambiador, es buena idea poner la muselina encima, ya que el tacto de gasa siempre será más agradable para el bebé que el plástico.
- Toalla: la muselina absorbe muy bien la humedad y es perfecta como toalla para los niños, sobre todo si vas a la playa o a la piscina, ya que apenas pesa en el bolso.
- Parasol o toldo: no tapa el sol tanto como la sombrilla, pero la muselina puede ser un buen complemento para oscurecer el ambiente en el carrito o en el coche, siempre y cuando te asegures de dejar huecos por donde circule el aire.
- Mosquitera: mientras el bebé duerme, la muselina puede actuar como protector contra los insectos.
- Funda: protege la silla del coche, la hamaca o la trona con una muselina y evitarás que el bebé sude mucho en verano.
Consejo: cuando ya no necesites la muselina para tu bebé, úsala tú como pareo o foulard. ¡Hay diseños para todos los gustos!.
Lavado de la muselina:
El lavado de la muselina depende de su composición y vendrá indicado en la etiqueta. Pero, generalmente, bastará con remojarla en frío con un poco de detergente líquido, frotar y enjuagar. Si está indicado en la etiqueta, también se puede meter en la lavadora a 40º, aunque es aconsejable seleccionar un programa para prendas delicadas. No se recomienda el planchado.