Después de dar a luz, el cuerpo de la mujer pasa por un periodo de recuperación conocido como “puerperio”, “posparto” o “cuarentena”.
Si estás atravesando por esta etapa, habrás notado una serie de síntomas o cambios fisiológicos, y quizás te preguntes si son normales o se deben a alguna otra causa.
Para salir de dudas, vamos a explicarte en qué es el puerperio, cuáles son los cambios y alteraciones que puedes notar y cuánto dura normalmente de este periodo de posparto.
Qué es el puerperio y cuáles son los síntomas
Como ya te hemos avanzado, el puerperio es una etapa que atraviesa la mujer desde el primer día del parto y durante la cual su organismo va volviendo al estado en el que se encontraba antes del embarazo. Es decir, va recuperando la normalidad.
Sin embargo, esa recuperación implica una serie de cambios fisiológicos:
- Loquios o pérdidas de sangre: después del parto, se produce el flujo de loquios, una secreción vaginal que contiene el exceso de sangre, moco y tejido placentario acumulados durante el embarazo.
- Eliminación de agua: son aproximadamente dos litros que se han ido acumulando en los tejidos en el periodo de gestación y se eliminan a través del sudor y la orina después de dar a luz.
- Entuertos por la involución uterina: si, durante el embarazo, el útero aumenta su tamaño y modifica su altura y posición, tras la expulsión de la placenta, se produce la llamada “involución uterina”, por la que el útero se contrae para volver a su tamaño normal. Mientras que el cuello del útero recupera su tamaño habitual en dos o tres días, la vagina tarda diez días en hacerlo. Como consecuencia de la involución uterina, se producen los llamados “entuertos” o contracciones posparto, que pueden ser dolorosas, pero que favorecen la expulsión de los loquios. También se ablandan las paredes abdominales.
- Estreñimiento: es normal padecerlo en la cuarentena, sobre todo si has estado aplicándote enemas durante el embarazo. Por tanto, es aconsejable que la dieta en el puerperio o postparto sea rica en fibras (fruta y cereales integrales).
- Problemas a la hora de orinar: al cambiar la intensidad de la contracción de la vejiga, puedes tener dificultad para orinar justo después del parto. Al cabo de unos días, puede sucederte lo contrario, es decir, notar cierta incontinencia urinaria.
- Cambios hormonales: una semana después de haber dado a luz, las hormonas vuelven a sus niveles habituales (la progesterona, los estrógenos y la gonadotropina coriónica humana, entre otras). Sin embargo, la secreción de prolactina aumenta notablemente siempre que se mantenga la lactancia materna.
- Pérdida de peso: al salir el bebé y expulsar la placenta, el líquido amniótico, los loquios y el exceso de agua, la madre pierde hasta 7 kilos en el puerperio.
- Reducción del volumen abdominal: es un cambio muy positivo, ya que desaparece la presión sobre los órganos internos, concretamente, el diafragma, los pulmones, el estómago, el intestino y la vejiga. Esto favorece la normalización de varias funciones, como la respiratoria y la digestiva.
- Bajada de defensas: en el puerperio, aumenta el riesgo de contraer alguna infección, debido a la bajada de defensas. Así pues, conviene reforzar el sistema inmunitario con una alimentación adecuada y, tal vez, algún suplemento recetado por tu médico.
- Alteraciones dermatológicas: por un lado, la reducción de los niveles de progesterona en el posparto, suele provocar una caída brusca del cabello. Por otro lado, van desapareciendo las manchas en la piel y la línea alba.
- Regreso de la menstruación: el tiempo que tarda en llegar el periodo después del parto depende, sobre todo, de la lactancia materna. Lo habitual es que la regla vuelva a bajarte al cabo de unos 40 días después del parto. No obstante, si sigues dándole el pecho a tu bebé, el regreso de la menstruación puede retrasarse hasta el final del periodo de lactancia materna o incluso más tiempo.
Aunque estos son los síntomas habituales del puerperio, a veces, se producen complicaciones, como alguna infección o la depresión posparto, la cual padece 1 de cada 10 madres en los países industrializados (el doble en los países en desarrollo, según la OMS).
Cómo es el sangrado en el puerperio
Ya te hemos explicado que uno de los síntomas del puerperio, que se produce normalmente a partir del segundo día después del parto, es el flujo de loquios.
¿Por qué se produce este sangrado en el puerperio?
El origen de esta pérdida de sangre después del parto está en la herida que forma el desprendimiento de la placenta, justo en el punto donde esta se unía al útero durante el embarazo.
Cabe recordar que la placenta se desprenderá tanto si has tenido un parto natural como si te han practicado una cesárea.
Por tanto, en ambos tipos de parto, de la herida interna resultante saldrán loquios, que no son otra cosa que una mezcla de secreción de la herida, sangre, mucosa y residuos de tejido de la placenta.
El color de los loquios va cambiando a medida que cicatriza la herida del útero. Así, al principio, el sangrado en el puerperio es rojo claro y luego se vuelve rosáceo, pasa a pardusco y acaba con un color blanco amarillento.
Si no produjera ese cambio de color -manteniéndose el rojo claro- y si el sangrado siguiera siendo intenso y no remitiera a las dos semanas aproximadamente, debes consultar a tu especialista para asegurarte de que, además de la herida interna normal, no se haya producido algún tipo de lesión añadida, como un desgarro vaginal, una fisura perineal o incluso una rotura uterina.
Otras causas del sangrado excesivo en el puerperio pueden ser un desorden de coagulación sanguínea o una atonía por contracción insuficiente del útero justo después del parto.
En cualquier caso, es importante que descanses después de haber dado a luz y que no hagas esfuerzos excesivos para ayudar a que cicatrice la herida que provoca el sangrado en el puerperio.
Cuánto tiempo dura el puerperio
Entre 40 y 45 oscila el número de días que dura el puerperio fisiológico. Pero esta duración puede extenderse en mujeres que dan de mamar por un periodo prolongado o activo.
Realmente, el puerperio fisiológico o posparto se divide en cuatro fases. Veámoslas una por una.
Puerperio inmediato
Se desarrolla durante las 24 horas posteriores al parto.
Aparte de la cascada de emociones que se produce en la madre por la primera toma de contacto con el bebé, su cuerpo, debilitado por el esfuerzo del parto, empieza a experimentar el cambio de situación.
Es importante, por tanto, procurar el descanso de la madre y del bebé, así como vigilar que no se produzca ninguna hemorragia.
Puerperio mediato o precoz
Abarca del segundo al décimo día después del parto.
Es la fase en la que comienza la involución uterina. El tamaño del útero se va reduciendo unos 2 centímetros diarios, lo que se refleja en los entuertos o contracciones posparto.
Por este proceso, se empiezan a producir las pérdidas de sangre o loquios, que duran entre seis y ocho semanas.
Asimismo, durante el puerperio mediato, se inicia la subida de leche y los pechos se hinchan.
La parte positiva es que, al dar el pecho, la liberación de la hormona oxitocina en el cuerpo de la mujer ayuda a reducir el dolor y el efecto de las contracciones en el útero.
Puerperio alejado
Empieza el undécimo día del posparto y acaba entre los días 40 y 45, cuando se produce el regreso de la menstruación.
Sin embargo, como ya hemos comentado, si la madre optara por seguir dando el pecho, el puerperio se extendería y entraría en una cuarta fase, llamada “puerperio tardío”.
Puerperio tardío
Podría llegar a abarcar desde el final de la cuarentena hasta el sexto mes después del parto, en caso de que se mantuviera la lactancia materna exclusiva.
En consecuencia, la madre seguiría sin menstruación, ya que la prolactina -hormona que promueve la producción de leche- impide que se restablezca el equilibrio hormonal necesario para dar lugar a la ovulación.
Qué es el puerperio patológico
Hasta ahora, te hemos explicado lo que es el puerperio fisiológico o normal, pero, a veces, se producen complicaciones durante este periodo, como hemorragias, infección puerperal (afecta a los órganos genitales), trombosis, mastitis o depresión posparto.
En este caso, estaríamos hablando de puerperio patológico, en el que la mujer afectada requeriría de tratamientos médicos específicos.
Por eso, es importante que, después del parto, la madre se someta una serie de revisiones médicas por parte del obstetra y vigile cualquier signo de alarma, como fiebre alta, hemorragia abundante, dolores inguinales más allá del quinto día del parto, dolor intenso en el pecho, molestias al orinar o estado depresivo.
Sexo en la cuarentena: ¿sí o no?
Por último, queríamos mencionar una cuestión que suele generar dudas entre las mujeres que acaban de dar a luz: ¿Se pueden tener relaciones sexuales en el puerperio o cuarentena?
Realmente, el sexo en la cuarentena no está contraindicado, pero sí que es cierto que los cambios fisiológicos – sobre todo, el sangrado posparto o loquios- y anatómicos del puerperio, pueden hacer que las relaciones sexuales sean algo incómodas.
Especialmente, en los casos en los que se ha practicado una episiotomía, es frecuente tener hipersensibilidad e incluso dolor durante las relaciones sexuales.
A estos síntomas se une el cansancio que produce el cuidado del bebé.
La recomendación general de los especialistas es que, si se ha producido alguna sutura en el parto, conviene esperar unas semanas para que cicatrice bien. A partir de ahí, es cuestión de ir probando y observando las sensaciones sin forzar la situación.
También conviene recordar que, aunque es poco probable, sí es posible quedarte embarazada en la cuarentena. Así que no hay que confiarse del todo.
Como ya ves, el puerperio es una etapa en la que, además de cuidar a tu bebé, tienes que intentar procurarte cuidados también a ti misma y vigilar que no se produzca ninguna complicación.
Ya sabes, la salud ante todo. 🙏