Detrás de los productos que puedes comprar en una tienda como Cool-Dreams, no siempre hay grandes empresas con una amplia plantilla y procesos de fabricación mecanizados.
A veces, esos juguetes, muebles, utensilios u objetos decorativos que ves en las fichas de producto parten de un pequeño proyecto familiar, tras el cual suele haber una historia de transformación personal y profesional que merece la pena conocer.
Es el caso de Joan y Montse, una pareja de valientes que hace año y medio convirtieron una pésima noticia en una oportunidad de cambio. El resultado fue un precioso proyecto artesanal basado en el trabajo de la madera y enfocado al mundo infantil.
Una de sus entrañables creaciones son los círculos con nombre personalizado que incluimos este año en nuestro catálogo.
El esfuerzo, el amor y la ilusión que hay detrás de cada pieza las hacen especiales. Sigue leyendo y verás por qué…
De un mal diagnóstico a una nueva ilusión
Hace seis años, la vida de Joan y Montse era muy distinta. Ambos tenían jornadas de trabajo intensísimas. Él como conductor de camión y ella como fotógrafa del mundo infantil. Apenas coincidían en casa y el ritmo de trabajo diario era estresante.
En un momento dado, un acontecimiento grave les obligó a echar el freno: a Joan le diagnosticaron cáncer y le dieron tan solo tres meses de vida.
Afortunadamente, ese fatal pronóstico no se cumplió. “Hubo una lucha fuerte, pero pudo superarlo”- explica Montse.
Sin embargo, la dura experiencia y el nacimiento de su hija les hicieron mirar hacia el futuro de otra manera. Su intención era emprender un proyecto en común, que les permitiera estar más tranquilos y “dedicar más tiempo a la familia trabajando en casa”.
El proyecto que unió la madera y el mundo infantil
La idea de crear y vender artículos de madera para niños vino de la coincidencia de dos factores: por un lado, Joan es hijo de carpintero y siempre había tenido afición a la madera; por otro, Montse llevaba muchos años relacionada con el mundo infantil gracias a su trabajo.
Además, para ellos, la madera es mejor que cualquier otro material, por “su tacto, su olor, las betas…No es lo mismo que el acero o el plástico. Tocas algo orgánico, algo natural”.
De hecho, alguna vez les han llegado a proponer trabajar tanto los topes como los nombres con otro tipo de material y lo han rechazado.
Respecto a los comienzos, comentan que empezaron “poco a poco, como un medio hobby”, y que sus familiares se mostraron un poco incrédulos al principio, pero acabaron apoyándoles al 100%, al ver que todo iba muy bien y que había buena acogida.
Un equipo de dos muy bien organizado
Aunque Joan y Montse forman un equipo de dos que se encargan de todo el negocio, tienen sus funciones bien definidas: Montse se encarga del diseño, los presupuestos, el marketing y la atención al cliente; Joan, de preparar el diseño gráfico que ella le pasa, cortarlo, lijarlo y pintarlo.
“Muchas veces pintamos los dos, a las 5 de la mañana, que es cuando estamos tranquilitos. Así lo tenemos todo pintado a las ocho y podemos seguir trabajando. Es un momento juntos que nos gusta mucho a los dos”- apunta Montse.
En cuanto al proceso de trabajo desde que un cliente hace un pedido, también suelen seguir una pauta. Esta empieza con la elección por parte del cliente de uno de los diseños que se le muestran como ejemplo. Después, se concretan los matices (tamaño, tipo de madera, colores, nombre…). A continuación, se calcula el precio y, tras confirmar el pedido, empieza el trabajo artesano.
Balance positivo después de año y medio
Es cierto que este proyecto, que nació bajo la motivación de tener más tiempo libre para la vida personal, hasta ahora, les está llevando muchas horas de trabajo a Joan y Montse. Según ellos, esto ha sido lo más duro, pero pronto cambiará, ya que Montse tiene pensado dejar la fotografía en enero para dedicarse de lleno a esta pequeña empresa familiar y a su hija.
No obstante, ella misma reconoce que las largas jornadas de trabajo se ven compensadas con creces cuando ven el producto acabado: “Lo más satisfactorio empieza cuando tengo el diseño y nos entran ganas de empezar a hacerlo. Cuando lo estamos haciendo, que Juan lo está lijando y lo está cortando, nos encanta. Y cuando ya lo hemos pintado y lo vemos acabado en el círculo…no sé cómo explicarlo. Pero ya el clímax viene cuando te manda un mensaje el cliente y te dice que en persona es muchísimo más bonito que en la foto que le hemos enviado. Eso para nosotros es la mayor satisfacción”.
Por otro lado, han ido atesorando anécdotas que siempre van a recordar, como los vídeos que les han mandado algunos clientes de alguien llorando de emoción al recibir uno de sus regalos personalizados, o el caso de “una mami que hizo un círculo para un bebé que había perdido y se emocionó muchísimo”.
También fue especial el día que parte del equipo del hospital infantil Sant Joan de Déu de Barcelona “recibió llorando, súper agradecidos y contentos”, un rótulo personalizado que Joan y Montse quisieron hacerles como detalle, tras haberles encargado ellos un puzzle para que jugaran los niños ingresados.
Así pues el balance es positivo. Después de año y medio desde que empezaran este proyecto creativo “con ilusión pero sin grandes expectativas”, esta pareja de emprendedores aseguran estar muy contentos con lo que han conseguido y ven el futuro muy bonito.
Nosotros les deseamos lo mejor. 😉