Más allá de la higiene, para la mayoría de las mamás y los papás, el baño del bebé representa todo un ritual de cuidado, amor, comunicación y hasta diversión con su peque.
Sin embargo, siempre surgen dudas acerca de cómo y cuándo bañar al bebé, sobre todo entre padres primerizos.
Vamos, pues, a despejar esas dudas para que disfrutéis al máximo del baño de vuestro bebé.
El primer baño del bebé
¿Se puede dar un baño al bebé recién nacido?
Sobre esta cuestión hay algo de debate.
Por ejemplo, la Academia Estadounidense de Pediatría recomienda lavar al bebé con una esponja y no meterlo en una bañera hasta que se le caiga el cordón umbilical. Esto suele suceder dos o tres semanas después de nacer.
En realidad, lo que se debe evitar es mojar mucho el muñón del cordón umbilical, ya que este se ha de mantener seco para que cicatrice correctamente.
Por tanto, puedes meter a tu recién nacido en la bañera, siempre y cuando el agua no cubra su barriguita, de forma que quede el ombligo al aire. Bastará con que pongas un poco de agua y jabón para bebés en la bañerita y acaricies el cuerpo de tu bebé con una esponja suave mojada en ese agua, pero evitando la zona del ombligo.
No obstante, si mojas el cordón umbilical, acuérdate de secarlo bien después.
La protección del unto sebáceo o vérnix caseosa
Otra cuestión en torno al primer baño del bebé es la conveniencia de retrasarlo en los recién nacidos con unto sebáceo o vérnix caseosa.
Se trata de esa capa blanquecina que se forma sobre la piel del bebé durante la gestación para protegerlo del líquido amniótico y que, principalmente en los bebés prematuros, permanece visible en el momento del nacimiento.
En estos casos, hay estudios médicos que recomiendan no asear al recién nacido hasta pasadas las primeras 48-72 horas, ya que la vérnix protege su piel frente a infecciones bacterianas y hongos.
¿Cada cuánto tiempo hay que bañar al bebé?
Respecto a la frecuencia con la que se ha de bañar al bebé, dependerá de las circunstancias.
Si hablamos de higiene, durante las primeras semanas de vida, los pediatras recomiendan una rutina de dos o tres baños a la semana, y el resto de días pasarle una manopla humedecida con agua tibia.
Por supuesto, esta recomendación se considera aparte de la limpieza necesaria cada vez que el bebé se ensucia por una regurgitación abundante o cuando toca cambio de pañal.
Ahora bien, si el baño del bebé tiene una finalidad relajante, tú decides cuándo dárselo. Solo ten en cuenta la dureza del agua en tu zona, ya que el exceso de cal puede dañar la delicada piel de los bebés, sobre todo, si se les baña a diario.
Respecto a la hora en la que has de bañar al bebé, no hay una regla de oro. Tú conocerás mejor que nadie sus necesidades y sabrás si, en su caso, es mejor por la mañana o por la tarde-noche. Lo que sí conviene es que lo hagas siempre a la misma hora aproximadamente, para que el peque se acostumbre a su rutina.
Cómo bañar al bebé correctamente
Después de estas consideraciones previas, veamos cuál es la mejor manera de bañar a un bebé.
Lugar idóneo para el baño del bebé
Un bebé no necesita mucho espacio para el baño, pero sí es importante que sea un sitio seguro, no resbaladizo y que te permita una postura cómoda mover bien tus brazos y no doblar mucho tu espalda.
Ese espacio puede ser una bañera clásica para bebés, una bañera con hamaca incorporada, que permita una postura más ergonómica; o incluso un barreño de plástico o un lavabo si es lo suficientemente grande y lo cubres con algo antideslizante, como una toalla.
Por otro lado, has de procurar que el cuarto donde estés bañando a tu bebé- normalmente, el cuarto de baño-, tenga un ambiente cálido, en torno a los 22º, y que no entren corrientes de aire frío, para evitar constipados.
Temperatura del agua
Una de las principales preocupaciones de los padres a la hora de bañar a su bebé es que este se queme con el agua por haberla dejado demasiado caliente.
Pero ¿cuánto es demasiado caliente?
Lo ideal es que el agua del baño del bebé esté a la temperatura del cuerpo, es decir, entre los 35º y los 37º. Compruébalo siempre sumergiendo totalmente tu muñeca o tu codo antes de bañar a tu hijo/a, aunque lo que mejor te va a indicar la temperatura exacta es un termómetro de agua.
Para que tu bebé no se lleve mucha impresión al meterlo en el agua, te aconsejamos que comiences mojando sus pies y piernas y luego lo vayas metiéndolo en la bañera poco a poco.
Sujeción correcta del bebé durante el baño
Este punto es importante, teniendo en cuenta que el recién nacido no puede erguir el cuello ni mantenerse sentado.
Por tanto, es importante que sujetes a tu peque con firmeza mientras lo bañas.
Lo aconsejable es que uses tu brazo dominante – el izquierdo si eres zurda/o y el derecho si eres diestra/o- para sostener con seguridad la cabecita y parte de la espalda del bebé, y el otro brazo para pasarle la esponja o manopla.
Productos y accesorios para el baño del bebé
Una buena costumbre antes de empezar a bañar de tu bebé, es tener preparado y al alcance todo lo que vas a necesitar, ya que, si no tienes ayuda, te será difícil ir a buscar algo que te hace falta una vez estés sujetando al/la peque.
¿Cuáles son las cosas más necesarias para el baño de tu bebé?
Jabón y champú para bebés
Las primeras semanas no te hará falta y bastará con que laves al bebé con agua, secándolo muy bien después.
Cuando empieces a usar jabón y champú, asegúrate de que esté indicado para la piel de los bebés y emplea poca cantidad, procurando que no entre nada en los ojos del bebé.
Lo mejor es un jabón con ph neutro, que no contenga perfumes ni conservantes, sobre todo si tu peque tiene la piel atópica. En este caso, el aceite de baño para bebés puede ser la mejor opción.
Manopla
Aunque también puedes usar una esponja de baño, la manopla te permite manejar la mano con más control y agarrar con ella al bebé si lo necesitas en un momento dado.
Ha de ser una manopla suave, sin superficies rasposas.
Y, si quieres aprovechar para distraer a tu bebé un rato, existen modelos de manopla infantil con cara de animalito y orejitas, que divierten mucho a los niños.
Toalla o capa de baño
Es muy importante secar bien al bebé después de haberlo enjuagado – no olvides las orejitas-, con toques suaves y sin frotar. Para ello, ten a mano una toalla de algodón o una capa de baño con capucha, que viene genial para mantener al bebé abrigadito de pies a cabeza.
Y recuerda lo que hemos mencionado antes sobre secar bien el cordón umbilical al recién nacido.
Crema o aceite hidratante
No es necesario aplicar crema hidratante todos los días, pero sí conviene hacerlo varias veces por semana, especialmente si el agua que sale de tu grifo contiene mucha cal.
Al igual que pasa con el jabón, lo más recomendable es una crema o un aceite hidratante específico para la bebés.
Puedes aprovechar el momento de aplicar la hidratante para dar una masaje relajante a tu peque. ¡Se quedará en la gloria y dormirá de un tirón!
Mira cómo hacerlo en el siguiente vídeo:
Aparte de estos productos y accesorios, hay otras cosas que, aunque no son imprescindibles, sí te pueden venir bien para el baño del bebé, como el ya mencionado termómetro para el agua, algún juguetito de goma o un cepillo blando para peinar su fino cabello.
Para finalizar esta guía sobre el baño del bebé, te dejamos un vídeo del canal Lactancia sin dolor, que resume muy bien todo lo que te hemos explicado.