Contracciones y parto: cómo saber si te ha llegado la hora de dar a luz
Las contracciones durante el embarazo se pueden producir en distintos momentos desde la segunda mitad de la gestación, pero, a medida que se acerca la fecha prevista para dar a luz, es inevitable relacionar directamente contracciones y parto: “¿será una falsa alarma o es que el bebé ya viene?”.
Hay formas de distinguir las contracciones de parto de las que solo son contracciones de embarazo y de aquellas que te indican que puede producirse un parto prematuro o un aborto.
Sigue leyendo para aprender a identificar las características de cada tipo de contracción.
Cómo es una contracción durante el embarazo
Desde el punto de vista fisiológico, cuando una mujer embarazada siente una contracción, lo que le está pasando es que su útero, que es un músculo grande, se tensa de pronto y se relaja después.
¿Qué mecanismo desencadena estas contracciones? Lo cierto es que no se sabe con certeza.
Una de las pocas evidencias científicas que se tienen al respecto es que la oxitocina, la hormona de la sexualidad y de las contracciones, es indispensable para que estas funcionen. Cuando las contracciones son insuficientes y se bloquea el parto de forma permanente, se puede administrar por vía intravenosa la variante sintética de la oxitocina.
Desde el punto de vista médico, las contracciones se dividen en contracciones del embarazo y contracciones del parto.
Las contracciones del embarazo son inofensivas para el bebé y para la continuidad del embarazo, a no ser que se trate de verdaderas contracciones prematuras, las cuales indicarían un parto prematuro o un aborto. Pero estas tienen unas características propias, como veremos más adelante.
Contracciones de Braxton Hicks: un entrenamiento temprano del útero
Notarás las primeras contracciones del embarazo muy pronto. Estas son las contracciones de Braxton Hicks, con las que el útero se prepara para el parto mucho antes de la fecha prevista. Estamos hablando de la semana 28 de la gestación, aunque también hay casos en que se inician ya en la semana 20.
Las contracciones de Braxton Hicks, también conocidas como «contracciones falsas», deben su nombre a su descubridor, el ginecólogo británico Braxton Hicks. Se localizan en la parte baja del abdomen y alrededor de las ingles, y pueden provocan un endurecimiento en la zona.
La duración de una de estas contracciones es de entre medio minuto y un minuto, un lapso de tiempo en el que el vientre se pone muy duro.
Las contracciones de Braxton Hicks son irregulares y relativamente indoloras, y remiten lentamente.
En cuanto a la frecuencia, por regla general, estas contracciones no se presentan más de tres veces por hora y no suelen intensificarse.
Además, las contracciones de Braxton Hicks no provocan dilatación del orificio uterino, como sí sucede con las verdaderas contracciones del parto.
Contracciones prodrómicas: últimos preparativos para el parto
Si eres madre primeriza, alrededor de la semana 36 de embarazo, notarás probablemente un dolor abdominal intenso, acompañado de dolor en la espalda y en la ingle. Se te pondrá el vientre muy duro, y el útero y el bebé presionarán la vejiga con fuerza.
Estos síntomas o pródromos de parto indican que tu cuerpo está haciendo los últimos preparativos para el parto inminente, aunque este puede no iniciarse hasta varios días después. Las madres experimentadas lo saben y suelen notar estas contracciones un poco antes que las primerizas.
La función fisiológica de las contracciones prodrómicas es disminuir progresivamente el tamaño del cuello uterino, que durante el embarazado se ha alargado hasta los 3 centímetros, hasta borrarlo.
Los prodrómos, al igual que las contracciones de Braxton Hicks, son también irregulares, pero suelen tener una duración más corta. Después de unos 15 segundos, desaparecen cuando te relajas o cambias de posición.
Dolores de encajamiento: el bebé se coloca para el parto
A menudo, las contracciones prodrómicas se convierten directamente en contracciones de encajamiento más dolorosas. Estas empujan la cabeza del bebé hacia abajo, hasta la pelvis, para que se coloque en la posición definitiva para el parto.
¿Qué puedes hacer para aliviar el dolor de estas contracciones de preparto?
Prueba a darte un baño caliente y, si has asistido a algún curso de preparación al parto practica las técnicas de respiración que te hayan enseñado.
No obstante, si temes que las contracciones se pueden deber a que se está ya iniciando el parto, habla con la comadrona o con el médico.
La parte positiva de los dolores de encajamiento es que te favorecen en algunos aspectos durante la última fase del embarazo. En cuanto la cabecita del bebé se pose en la pelvis menor, te costará menos respirar y comer. Por contra, a partir de ahora, notarás intensamente la presión de la cabeza del bebé en el suelo pélvico cuando te sientes o al caminar. Incluso puedes notar algunos calambres leves.
Contracciones prematuras: pueden aparecer en cualquier estadio del embarazo
A diferencia de las demás contracciones del embarazo, las prematuras no son inofensivas, ya que pueden provocar un parto prematuro o incluso un aborto. Los posibles síntomas son:
- Se producen con una frecuencia de más de tres contracciones por hora antes de la semana 36 de embarazo.
- Los dolores se intensifican.
- Los intervalos son cada vez más cortos.
- Se produce al mismo tiempo un flujo vaginal acuoso o sangriento, o bien dolor de espalda.
Aunque los dolores abdominales durante el embarazo pueden deberse a diversas causas, si notas uno o más de estos síntomas, acude al médico de inmediato. Las contracciones prematuras pueden indicar que te has excedido física o mentalmente y que deberás relajarte hasta que termine el embarazo.
Puede que, una vez te examinen, solo te recomienden descanso, tranquilidad y magnesio. Pero, si esto no tiene efecto, probablemente te ingresarán en el hospital para intentar mantener el embarazo el mayor tiempo posible mediante inhibidores de las contracciones, entre otros medios.
Contracciones de parto
Cuando el parto es inminente, comienzas a sentir las contracciones de parto propiamente dichas, aunque estas son diferentes dependiendo de la fase del parto en que te encuentres
Contracciones de dilatación: el parto anuncia su llegada
El proceso del parto empieza con las contracciones de dilatación, con las que el útero se contrae a intervalos regulares, cada vez más cortos.
Al principio, estas contracciones recuerdan al dolor menstrual y su intensidad va aumentando paulatinamente.
Las contracciones de dilatación abren el orificio uterino hasta unos diez centímetros para que el bebé pueda nacer.
Puedes identificar las contracciones de dilatación porque:
- Aparecen regularmente, al principio, a intervalos irregulares; después, cada diez minutos más o menos y, por último, cada dos minutos y medio o incluso más a menudo.
- Duran alrededor de un minuto y medio cada una.
- Empiezan siendo leves, alcanzan un punto álgido y se debilitan paulatinamente.
¿Cuándo ir al hospital?
No tienes por qué ir inmediatamente al hospital cuando aparezcan las primeras contracciones de dilatación. De hecho, muchas comadronas recomiendan a las futuras madres que se queden en casa el máximo tiempo posible para recobrar fuerzas para el parto.
Cuando una de las contracciones de dilatación dure entre un minuto y un minuto y medio, si ya no te sientes a gusto en casa o si necesitas instrucciones para respirar o un analgésico, entonces es momento de avisar a la comadrona o de dirigirse al hospital.
Dicho esto, independientemente de la intensidad y de la duración de las contracciones, tendrás que ir inmediatamente al hospital en caso de que se rompa el saco amniótico.
Contracciones de presión: el bebé quiere salir
Una vez empieza la fase de expulsión, ya no podrás resistir más el deseo de empujar.
Las contracciones de presión empujan al bebé a la salida de la vagina, que es el punto más estrecho del canal del parto. Cuanso la cabecita pasa este punto, el resto del cuerpo se suele deslizar sin problemas con ayuda de algunas contracciones más. Enseguida, verás la cara de tu bebé.
Contracciones posparto: ahora se desprende también la placenta
A continuación, con ayuda de las contracciones posparto, también se desprende la placenta. En comparación con las verdaderas contracciones del parto, estas son mucho más débiles y se parecen más bien a un dolor menstrual intenso.
Las contracciones posparto suelen durar entre diez y 15 minutos.
Si le das el pecho al bebé, esto también provoca contracciones en el útero, con las que se detienen las hemorragias. La responsable de esto es la hormona de la lactancia – la prolactina- y la oxitocina, cuya producción se fomenta mediante el reflejo de succión del bebé al mamar.
La oxitocina es importante para la subida de la leche y, al mismo tiempo, favorece la involución uterina. De esta manera, previene hemorragias posteriores e inflamaciones del útero, lo que se conoce como endometritis. A causa de los efectos de la oxitocina, varios días después del parto seguirás sintiendo estas contracciones de forma aislada.
Con todo lo explicado, te habrás dado cuenta de que cuando hablamos de contracciones y parto, no solo nos referimos al momento justo de dar a luz, sino a varias semanas antes de esa fecha. Esto demuestra que la Naturaleza es sabia y va preparando el cuerpo de la mujer poco a poco para el alumbramiento.