Por muy definidas que sean las imágenes de las ecografías actuales, el color de los ojos del bebé es algo que no se puede ver hasta que nace. E incluso ese color de iris que presenta el recién nacido cuando abre los ojos por primera vez, es muy posible que cambie en poco tiempo.
¿Qué probabilidad hay de que sus ojos sean azules, verdes o marrones?¿Cuándo se acaba de definir el color de ojos del bebé?
El factor genético en el color de ojos del bebé
Si recuerdas aquellos experimentos con guisantes que nos explicaban en el colegio cuando hablaban de las famosas “leyes de Mendel”, existen genes “dominantes” que se imponen sobre los genes “recesivos” a la hora de transmitir determinados rasgos de padres a hijos.
Aplicado al color de ojos, es decir, al color del iris que rodea la pupila, los genes dominantes son los oscuros, mientras que los recesivos son los claros.
Por tanto, si uno de los padres tiene los ojos marrones, es muy probable que el bebé tenga también ojos marrones. De hecho, es este color de ojos el más abundante entre los seres humanos, seguido del azul y el gris.
Pero esta regla de los genes dominantes es solo es orientativa, ya que puede suceder, por ejemplo, que una muy determinada combinación de los cromosomas en la ascendencia del bebé dé lugar a que se impongan rasgos recesivos, es decir, los más débiles. Con frecuencia los abuelos transmiten su color de ojos a sus nietos, así que son muchas las opciones.
El caso es que la ciencia todavía no ha conseguido explicar claramente cuáles son los factores genéticos responsables del color de los ojos del bebé. Además, se pueden producir mezclas de los distintos colores de ojos, por lo que es muy normal que haya sorpresas.
El color de ojos de los recién nacidos
El color de ojos de los recién nacidos tiene que ver con la melanina, el pigmento oscuro generado por unas células llamadas melanocitos y que produce la coloración de la piel, el pelo y los ojos.
En el caso de los recién nacidos con la piel clara, los ojos suelen ser azules porque los melanocitos son todavía inmaduros y no realizan bien su función.
De las dos capas que componen el iris humano, la inferior está enriquecida con pigmentos de melanina. Si entra luz en el ojo, los pigmentos la absorben y lo protegen así de un exceso de luz. Como en los recién nacidos todavía falta la capa de pigmentos, no se puede producir la absorción, por lo que la luz vuelve a salir del iris y parece azul. Este también es el motivo por el que los recién nacidos son extremadamente sensibles a la luz.
Cuándo se define el color de ojos del bebé
Según pasa el tiempo, el ojo va desarrollando los pigmentos y, por eso el color de ojos del bebé se va transformando a lo largo del primer año de vida.
Conforme pasa el tiempo, si los melanocitos segregan poca melanina, el bebé tendrá ojos azules. Si segrega algo más, sus ojos serán verdes, y si se produce una pigmentación densa, los ojos se verán ámbar, marrones, avellana o negros. Es decir, cuanta más pigmentación produzcan los melanocitos, más oscuro será el color de color de ojos del bebé cuando crezca.
Aunque rara vez ocurre, también hay niños que acumulan más pigmento en un ojo que en otro, de forma que llegan a tener cada ojo de un color distinto (normalmente azul y verde).
Cuando el bebé tiene 6 meses, ya se puede intuir el color de ojos que va a mantener. Pero es a partir de los 18 meses cuando los padres pueden dar por seguro que el color de ojos de su hijo/a ya se ha formado definitivamente.
Sin embargo, no debes confiarte del todo, porque se han dado casos de niños a los que les vuelve a cambiar el color de ojos durante la pubertad.
La influencia del sol en el color de los ojos
Los investigadores coinciden en que, en la historia de la evolución, el color de ojos de los seres humanos está estrechamente relacionado con la radiación solar.
Por eso, la mayoría de las personas del Polo Norte tienen ojos azules o gris pizarra, porque allí el sol brilla menos que en el resto del planeta.
Esta vinculación entre melanina, pigmentación y radiación solar explica también por qué los bebés de piel morena suelen nacer en lugares del planeta más soleados y por qué la mayoría de ellos tienen los ojos oscuros desde el principio. Durante el embarazo, se genera por precaución una cantidad de melanina más elevada para proteger los ojos del bebé de la luz solar desde su primer día de vida.
No obstante, el color de los ojos de estos niños que nacen ya con pigmentación oscura también se va transformando a lo largo del primer año, y se pueden oscurecer aún más e incluso llegar a ser de color negro intenso.
Así que ya ves que no puedes predecir el color de los ojos del bebé antes del día del parto ni tampoco saber si el color de su iris de recién nacido será el que tenga el resto de su vida. Aunque, al fin y al cabo, tampoco es muy importante, ¿no?